Gamo, paleto; daina
Dama dama
1312-1350 Reinado de Alfonso XI
Murcia
De la abundante caza, mayor y menor, en el reino de Murcia tenemos numerosos testimonios de los siglos XIII, XIV y XV. Especialmente el libro de la montería, de Alfonso XI, que en lo que se refiere al término municipal de Murcia, menciona en sus cercanías la rambla de los Aguzadores "que es buen monte de puerco en invierno"; lo mismo dice de la sierra de Carrascoy, o de la de Espuña "que es buen monte de osos et de puerco en invierno"; en la isla Grosa "hay en ella muchos venados", y en las tierras bajas son muchas las ocasiones en que se cita la caza de venados, encebra*, corzos, gamos y jabalíes.
* Nota a pie de página:
"En la sierra de Chinchilla havia venados, corzos, cabras monteses y algún jabalí, y una especie de salvagina, que no la ha habido en toda España, a manera de yeguas cenizosas, de color de pelo de rata un poco mohinas, que relinchaban como yeguas y corrían más que el mejor caballo, y los nombraban encebras".
De la "Relación de Chinchilla", hecha en 1576 a Felipe II. (Merino Álvarez, Geografía histórica de la actual provincia de Murcia, pág.217).
También en la raya fronteriza con Orihuela abundaba la caza mayor, especialmente el venado. Tal era la cantidad, que la venta de "salvagina" en la ciudad de Murcia era uno de los artículos más frecuentes en sus mercados. En las Actas Capitulares puede apreciarse, con una continuidad muy significativa, cómo el Concejo controlaba y establecía los precios de venta al público junto a otros artículos de primera necesidad, lo que nos demuestra su abundancia.
Así, por ejemplo, en 1310 los carniceros pagaban los correspondientes derechos para el común de la ciudad de las carnes que vendían, y de ellas recogemos las siguientes:
"Por cada cabeça de çiervo, dos maravedís e cuatro dineros."
"Por cada cabeça de puerco montés, dos maravedís e dos dineros."
"Por cada cabeça de puerca montés, un maravedís e dos dineros."
"Por cada cabeça de cabrón montés, ocho dineros."
"Por cada cabeça de cabra montés, cuatro dineros."
"Las enzebras que paguen según los çiervos."
También era abundante la caza menor, y los precios de venta señalados por el Concejo para conejos, liebres y perdices, aparecen de vez en cuando en los acuerdos municipales. La perdiz debía de considerarse como alimento más selecto, porque cuando llegaba algún huésped distinguido a la ciudad, se le obsequiaba con gallinas, perdices, carneros, pan, vino y fruta. Así se hizo con doña María Hurtado, esposa de don Alonso Fajardo, hijo del adelantado Alonso Yáñez Fajardo, o durante la estancia en Murcia de Boabdil, el último monarca granadino, para quien tuvieron toda clase de atenciones.
La afición a la caza era tal, que una de las primeras peticiones del concejo murciano a Alfonso el Sabio, once años después de su reconquista, y que el monarca iba a conceder por su carta fechada en Vitoria a 22 de enero de 1277, fue la de poder "fazer dehesa de conejos en el su término que ellos han en el campo de Cartajena". Con ello restringía la libertad que anteriormente les había concedido en 18 de mayo de 1267, al decir "les otorgamos e mandamos que caçen francamientre en todo el regno por o quisieren". Ya la caza no era para todos, surgía el primer coto en el reino de Murcia y una situación privilegiada para algunos.
A ella iba a seguir otra restricción posterior, la de Alfonso XI. Atendiendo una petición de los regidores murcianos, prohibió que en el término de la ciudad "no fuesen osados de matar puerco, ni oso, ni gamo, con ballesta ni con cepo ni con otro armadijo, so ciertas penas, porque en el término de dicha ciudad había pocos montes donde los dichos puercos y osos se pudiesen criar, y que en los lugares del dicho reino, a ella comarcanos, hay mucho término donde se crían". [...]
[TORRES FONTES, Juan (1984): La caza, deporte y privilegio, pp.35-39. En Estampas de la vida en Murcia en el reinado de los Reyes Católicos. Nº 012, artículo 004. Murcia.] regmurcia.com
1341 Establiment del Bosc [i altres notes]
Catalunya: Tortosa (Baix Ebre, Tarragona)
5. Regulació de l'explotació forestal. [...]
Com a exemple de la preocupació per mantenir els recursos naturals del Port per part del municipi descriurem ràpidament l'establiment del 1341, amb el títol d'Establiment del Bosc articulat en trenta punts. AHCTE, fons Ajuntament de Tortosa, secció històrica: establiments 4 (1341-47), fol. 68r-75r. [...]
25.- Es prohibeix als forasters de pescar en cap toll d'aigua dels Ports, "ni caçar alguna caça, aus, ni bésties salvates, grosses ho menudes, dins les muntanyes dels dits Ports". Qui sigui ciutadà o veí de Tortosa pot caçar i pescar, però ho ha de dur (a excepció del que consumeix o "dona convenientment") i vendre a la ciutat, sota pena de 60 sous.
[...]
8.6. Caça
Una prohibició tardana, del 1519, de la reina Joana i l'emperador Carles I, clou una divergència secular respecte al dret de caça. Sentencia el document taxativament:
"Por quanto nuestra voluntat és de mandar guardar los montes reales de nuestra ciudat de Tortosa, Amposta y Ulldecona...", on no es pot caçar sense expressa llicència" puercos, ni ciervos, ni corços ni gamos. (AHCTE, fons Ajuntament de Tortosa, secc. històrica: núm. 377 (Comú II, 36).
En 'Historia de Tortosa y su comarca', volumen 3, p. 365, trobem aquesta dada ampliada:
Según afirma erudito tan conocedor de nuestro Archivo municipal, como Pastor y Lluis (en EIR, del año 1914 y LaZ, n.º de Febrero-marzo de 1922, pág. 39, art. 'Los bosques de Tortosa y la caza de montería': "Frondosos bosques y espesos matorrales poblaban los cercanos montes de Montsià, Caro y Fullola, en los pasados siglos, dando albergue a una variada fauna que atraía la codicia de los dedicados a excursiones cinegéticas. En ellos vivieron bandadas de jabalíes, corzos, gamos y venados, motivando continuas batidas por parte de los naturales del país, y de vez en cuando muestros monarcas acudieron a solazarse en los ejercicios de montería al son del ronco cuernoque incitaba al ojeo por entre los encinares y malezas de las vecinas montañas".
El dret de caça reconegut per als ciutadans de Tortosa sovint el limitaven les prohibicions periòdiques dels monarques per a qui es comptava com a reserva particular.
Joan II hi havia prohibit i revocat alternativament la caça de porcs senglars i altra mena de caça major. (Nota: És ben coneguda l'afició per la caça als Ports d'aquest i d'altres monarques. Ja en parla Pastor Lluís, Federico: "Los bosques de Tortosa y la caza de montería" - La Zuda (1922), fasc. 104, p. 39 i 40; o bé GALINDO, Mariano: Visitas de reyes y príncipes a la ciudad de Tortosa (en los siglos XIV y XV). Tortosa, 1915.
A títol d'exemple de les prerogatives reials, transcrivim una carta del rei Ferran del 1495:
"Lo Rey. Amats e fels nostres. Per que les caçes de aqueixa ciutat sien guardades per a quant, plaent a nostre senyor Deu, siam allà, vos encarregam e manam façau vedar e prohibir totes les caces, axí de salvatjes com de venats e altres caçes de mont, ab imposició de penes perque sia millor observat e guardat, e no feseu lo contrari en alguna manera per quant axí cumpleix a nostre servey. De Taracona, a XVI dies del mes de octubre del any Mil CCCC LXXXXV".
[CURTO HOMEDES, Albert (2001): La gestió dels Ports durant la baixa Edat Mitjana. Recerca, Núm. 5 (gener de 2001), pp.21-52.] raco.cat
1580 Onofre Pou
Catalunya
De algunes besties salvatges:
[...] Dayna. Hic, vel, haec, dama, damae. [...] (fulles 44-45)
[POU, Onofre (1580): Iesus: Thesaurus Puerilis. Authore Onophrio Povio Gerundensi Artium Doctore. Apud Ioannem Paulum Menescal. Barcinone.] books.google.es
1644 Alonso Martínez de Espinar
España
CAPÍTULO V. De lo que deben saber el Ballestero, y Montero y Cazador de los cuatro elementos para su ejercicio. [...] El elemento del agua es el que fertiliza la tierra de todas plantas, aves y animales, y de él necesita todo viviente para su conservación; es más apetecida de todo género de caza en unos tiempos que en otros; de este conocimiento se ha de valer el ballestero para buscarla cerca o lejos de ellas, con inteligencia de las calidades de la que sigue, y del tiempo caliente o frío, húmedo o seco; y esto en particular siguiendo los jabalíes, que son muy fogosos y lo más del tiempo se sustentan de lo que sacan debajo de la tierra; y así, su mayor habitación es en las partes húmedas y abundantes de este elemento. Las demás reses, venados, gamos y corzos, con mucha habilidad, buscan el agua, aunque sea lejos de sus querencias; esto es necesario observarlo en el verano más que en el invierno, que es cuando más necesitan las reses de ella. Cómo se ha de aguardar la caza en las aguas se dirá en el capítulo que le tocare. (p.18)
CAPÍTULO VI. En que se ponen algunas advertencias para conocer la mudanza de los tiempos. [...] Cuando el Sol tiene cerco, y asimismo la Luna, y éste toca en amarillo, es señal de vientos recios. Cuando la caza mayor, venados y gamos, retozan, señal es de aire; y si huyen de la gente más que otras veces, mudanza de tiempo frío. Cuando las vacas y toros retozan y braman, es señal de vientos y tiempo fríos. (p.20)
CAPÍTULO VII. De la ballesta por instrumento de caza. [...] Los lances que tira la ballesta para matar la caza mayor y menor: venados, gamos, jabalíes y otros animales pequeños. [...] Hay jaras, que es el lance más fútil, y llámanlas jaras porque de aquel palo se hacen las mejores, tira con ellas a ciento cincuenta y más pasos; untan éstas con un veneno que llaman hierba de ballestero, mojan en la jara desde el degüello del casquillo abajo cinco o seis dedos, y con un poco de lino tendido la van envolviendo a la redonda de la jara, y allí se conserva, sin que sea necesario otra ligadura; es el casquillo que tiene la jara de hierro; la cabeza, cuadrada y puntiaguda y muy degollado de cuello. [...] (p.26)
CAPÍTULO VIII. Como se hace la hierba de ballestero como instrumento de caza. Esta hierba se hace de las raíces de la vedegambre; cógense en la menguante de agosto, por estar entonces en su mejor sazón y fortaleza; para hacer este veneno son mejores las raíces más pequeñas y las que son más morenas, que tiran a amarillo; las blancas no son tan fuertes; cógense en las sierras de Guadarrama y en las de Béjar; son como nabillos menudos, y los más barbadillos y delgados son los mejores; la diligencia que se hace es quitarles toda la tierra y otra cualquiera bascosidad, y lavarlas muy bien; después de esto se machacan y ponen en una prensa para sacarles el zumo, el cual, muy bien colado, lo ponen a que hierva, y le quitan la espuma y bascosidad que le ha quedado; y hecho esto, le vuelven a colar y le ponen al sol desde las diez del día hasta que va cayendo la tarde; y lo mismo se ha de hacer tres o cuatro días o más, y cada día, antes de ponerlo al sol, se ha de colar, como queda dicho, y cuando está en su punto, queda como arrope, de aquella misma color, pero más espeso, de manera que si le meten una paja o palillo dentro, se pegue a él; la que hace más largo hilo, y cuando se quiebra, se encoge más aprisa, y oliéndola, provoca con violencia a estornudar, es la más fuerte. Otors hacen esta hierba dándola, en lugar de sol, hervores; mas no es tan fuerte como la que cura el sol. Pruébase este veneno en un pollo o palomino: toman una aguja con una hebra de hilo, el cual mojan en la hierba; pasanle al pollo por la planta del pie entre cuero y carne, cuando haya sangre, y luego, al instante, antes de un Credo, tulle y da algunas cabezadas, y en muy breve espacio, muere. Lo mismo hace en un gato u otro animal, si la hierba es buena. Yo he visto algunas tales que dándole una saetada a un venado o gamo, en huyendo cien pasos, poco más o menos, suelen estos animales volver la cabeza a donde recibieron el golep, y en un muy breve espacio que está parado, cuanto puedan hacer lo dicho, cuando se quieren volver a menear para huir, ya la hierba ha llegado al corazón y le va asiendo. Conócese esto en que el animal empieza a toser y da algunas cabezadas y gorma [vomita], y en un instante está muerto. [...] A los animales a quien más aprisa mata, es a los más coléricos, y así el jabalí, el lobo y el gato mueren más brevemente. (pp.27-28)
CAPÍTULO XIX. De los instrumentos de telas y redes que tiene su majestad en su Real Montería, y otras redes con que se cogen aves y caza menor. Entre otros instrumentos que hay de caza, tiene su Majestad unas telas con que se cercan los montes, y la caza que se coge dentro no puede salir, por ser ellas de más de estado y medio de alto, de manera que ningún animal las puede saltar y con dificultad romper, porque son de muy fuerte cáñamo torcido; cercárase con ella una legua en redondo; cogen dentro todo género de caza: jabalíes, venados, gamos, lobos, zorras y otros animales. Este instrumento no le puede tener en España, sino el Rey nuestro señor, por ser de mucha costa y trabajo para cazar con él. Trujo estas telas a España de Alemania el Emperador Carlos V, de gloriosa memoria, porque allí las han usado algunos príncipes soberanos. [...] Cuando su Majestad quiere hacer alguna montería con ellas, lo dice al montero mayor, que hoy lo es el señor Marqués del Carpio, y él da la orden a su sotamontero, el cual manda al alguacil de las telas avise a los monteros, que en todos son treinta y seis: cuatro de a caballo, cuatro de traílla y veintiocho de ventores y lebreles. El alguacil que tiene estas telas a su cargo le tiene de macrir [sic] carros en que se lleven, que son menester veintiuno. Asimismo cuida de alojar a los monteros y tenerles provisión para su sustento. Tiene asimismo la montería un capellán, que les dice misa, y fuera de las telas tiene redes en que se cogen jabalíes, lobos y zorras; son de un cordel muy fuerte, como es necesario para que sujeten animales que tanta fuerza tienen; úsanse otras redes para venados y gamos. (p.57)
CAPÍTULO XXI. Del amor y fidelidad que el perro tiene con el hombre por instrumento de caza. [...] Hay otros perros no tan grandes ni tan membrudos; llámanse galgos; matan éstos las liebres en la carrera, que son tan ligeros, que las alcanzan; y cebados en gamos y venados, hacen lo mismo; los que se crían en España son aventajados en ligereza a cuantos hoy se conocen. [...] (p.60)
CAPÍTULO XXV. Cómo el sabueso hace que sepa el hombre los montes, como sabe la caza. Es de tanta importancia al ballestero el sabueso, que sin él no pudiera ejercer la montería ni alcanzara a saber dónde había de hallar la caza ni dónde aguardarla para matarla, y el sabueso se lo facilita y le hace que sepa los montes por menudo, como ella los sabe, que siguiéndola por la traílla conoce los caminos que toma, halla donde se encama y los pasos que tiene en las espesuras para ir de una querencia a otra, ya cuando se recoge a ellas, ya cuando las deja y va a buscar su sustento; halla asimismo los bañaderos y aguas que toman los jabalíes y demás caza mayor, que todo esto suele estar en las mayores espesuras, y conoce por lo referido la querencia de los animales, que no tienen todos una misma habitación, que el jabalí se encama en diferente parte que el venado, y éste en diferente que el gamo. [...] (pp.66-67)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO III. Cómo se ha de entrar a tirar a la caza. [...] Luego se sigue que ha de entrar muy derecho a ella (la caza), sin atravesar la tierra a los lados, porque si lo hace, será visto; que una res que está queda, particularmente venado, gamo, corzo, cabra y lobo, que tienen la vista aguda, aunque tengan la cabeza baj y estén comiendo, nada se les escapa, que de la misma manera ven por los lados que por delante. [...] (pp.82-85)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO IV. Cómo debe el ballestero o montero conocer los rastros de la caza. Es muy necesario sepa el ballestero o montero y diferenciar las reses unas de otras: cuál es jabalí, cuál venado y cuál gamo o corzo; y en el rastro saber la res que sigue, si es pequeña o grande, que muchos no alcanzan estos, y en algunos tiempos del año tiene dificultad; porque el tiempo desemeja las huellas de la caza y hace que parazca lo que no son: el grande, pequeño, y al contrario, el pequeño, mayor. [...] Para conocer y diferenciar el rastro del puerco, del venado o gamo se ha de advertir que los puercos tienen los pesuños de las manos cuadrados. [...] Los venados son mayores que las hembras: es mayor su huella, tienen los pesuños redondos y en derecho del brazo. Esto es en lo que se han de conocer; y lo mismo se ha de entender en el gamo y corzo, cada uno conforme el cuerpo del animal. (pp.85-88)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO VII. Cómo se ha de partir el monte para estrechar el concierto, y si se levantan las reses, volverlas a concertar. [...] Y si son reses cervunas o gamos, este día lo toman más temprano que otras veces. [...] (pp.92-94)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO VIII. De la segunda manera de concertar, desde la atalaya. [...] Desde el atalaya ve el ballestero cuanto entra y sale en el monte, a qué hora se recoge el jabalí y dónde se encama; lo mismo alcanza de la demás caza. Si está en ella asistente hasta mediodía, ve cuándo se levantan las reses a mudar cama, en particular los venados y gamos, que son animales más inquietos; que el jabalí más la guarda; y aunque es verdad que todas las reses se levantan a mediodía a sus necesidades, a éste es maravilla verle, porque como no sale de la mata en que está ni se descubre a monte claro, no se puede ver; los venados y gamos sí, porque son de diferente color del monte y porque alrededor de donde han estado encamados se desencogen y esparcian, y comen algún bocadillo, y se vuelven a encamar. [...] Hanse de tomar las atalayas conforme el tiempo: en el verano, en las sombrías, en la tierra más descubierta y pueda gozar del viento; esto en particular atalayando reses cervunas o gamos, que esta caza no se encierra comúnmente en la espesura, como el jabalí, y para él se ha de ver la tierra más espesa y honda, y si es posible, cerca del agua o humedad, que aquélla es la comodidad que buscan, como ya hemos advertido. En el invierno se ha de tomar atalaya en las solanas. Para puerco, en monte bajo y espeso, en lo abrigado del viento, conforme el que al presente corre, y para las reses cervunas y gamos, en los mismos abrigos, mas en monte hueco, que le pase el sol y le pueda gozar la caza y estar escondida. [...] (pp.95-96)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO X. Cómo se han de conocer las heridas de las reses. [...] Hay otra herida en las tripas menudas, sin llegar al vientre de la res; conócese en que luego se paran y encogen y tienden la cola. Esto sucede particularmente a los venados y gamos, que huyen muy poco, porque el mucho dolor no los deja menear. [...] El venado o gamo son muy descargados de adelante; tienen mucha fuerza y ligereza; con un brazo menos quebrado por fuera del cuerpo huyen como si no les faltase. [...] Hay otras heridas en las piernas y caderas de la res; en los venados y gamos no es dificultosa su cobranza, porque, como tengo advertido, la ligereza que estos animales tienen adelante es peso de medio cuerpo atrás, y en faltándoles una pierna se cansan muy presto, y cualquier perro los alcanza y mata. [...] Todo lo que está dicho de estos venados y gamos para su cobranza, en cuanto a brazos y piernas, es al contrario en el jabalí, porque corren al revés en él estas cosas, y así, con este conocimiento se ha de haber el ballestero con ellos, para que consiga lo que se pretende. [...] (pp.97-99)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XII. De la naturaleza del venado. [...] Entre los animales que tienen cuernos, a solo tres géneros se les caen cada año: al venado, gamo y corzo; éstos los mudan por el principio de la primavera, en el mes de marzo, y del tamaño que los muda los vuelve a tener pur julio. [...] En el verano es ordinario no estar retiradas en grandes espesuras, digo los venados y gamos, porque estos animales son amigos de la tierra clara, que en ella corre el viento y le gozan; asimismo de la vista, que son las dos cosas con que ellas se gobiernan el tiempo que no se esconden. En el invierno se han de buscar en tierra más espesa. (pp.100-103)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XII. De las cosas y particularidades que se han de observar en la ballestería del lazo. [...] El Rey nuestro Señor (Dios le guarde) la ejerce en sus Reales bosques de Aranjuez, Pardo, San Lorenzo el Real y Balsaín, que todos tienen tierra muy a propósito y con mucha caza de venados y gamos, y con arcabuz y ballesta han muerto gran cantidad de ellos. (pp.103-104)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XIV. De la ballestería del lazo y sus circunstancias. [...] IV Los cuatro meses en que se retiran y encubren más los venados y gamos. En las cuatro meses del invierno, noviembre, diciembre, enero y febrero, se esconden y encubren más los venados y gamos que en lo restante del año. Dos cosas le obligan a ello, fuera de su natural braveza. La una, que por mediado noviembre o antes, conforme el tiempo frío o caliente, se les acaba el celo a los gamos antes, porque entran más temprano en él, particularmente en Castilla, y en este tiempo están ellos muy flacos. La otra, que entra lo riguroso del invierno, y para repararse del frío y malos temporales, buscan las mayores espesuras, que en ellas hallan más comodidad para el abrigo que han menester, y para estar defendidos de sus enemigos, porque dejan ver menos, y mientras cobran y reparan el brío perdido, no desamparan estas querencias ni salen de ellas, sino es en el tiempo caliente y blando, que viene a ser por la primavera, que empieza a nacer hierba y tener hoja el monte, entonces se mudan a montes huecos, donde puedan estar encubiertos y gozar del buen tiempo, que ya no tratan de estar en las espesuras como en los meses dichos, que son el retiro de esta caza. [...] VII En qué ocasión se ha de dejar la ballestería en lo más claro del monte, aunque sea sin viento ni querencia. Algunas veces sucede que, andando a buscar venados o gamos, se viene a hallar en alguna espesura o barranco, donde habiendo ellos sentido el ruido de los caballos, se quisieron esconder de ellos, no determinándose a huir, por no dejar la querencia donde está o porque tienen lejos otra huida y se quedaron allí hasta que pasasen, que no perdona su cuidado ninguna diligencia que les pueda valer para escaparse, y ya una vez allí no quieren huir hasta que los echan fuera. [...] XII Del lazo ciego. El lazo ciego tiene este nombre, porque lo que en él se hace es sin haber visto las reses ni saber fijamente dónde están, y habiéndolas de seguir, a necesidad se usa de esta ballestería. Sábase que está en algún pedazo de monte o porque se ha concentrado con el sabueso o visto entrar desde alguna atalaya; lo que se ha de hacer es, antes de inquietarla, dar con los caballos una vuelta redonda a aquella espesura, empezando rabo a viento, para echarle el de los caballos a la caza, y que ella los reconozca y se asegure; y luego que esto se haya ejecutado, conforme la hora del día, poner la ballesta o con el viento o a la querencia, advirtiendo que siendo ya baja la tarde, también es querencia para los venados y gamos las orillas y salida del monte, y particularmente si se echa el lazo con el viento, las más veces se acierta. [...] (pp.104-118)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XV. Cómo se han de aguardar las reses cervunas o los gamos, teniéndolos concertados al levantarse a la tarde. [...] (pp.118-121)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XVI. Cómo se han de batir estas reses concertadas. Puesto que el ballestero ha concertado venados o gamos y no quiere aguardar a que se levanten, y los ha de batir y ponerse delante en su huida, para acertar este puesto, siendo por la mañana, ha de mirar la querencia más cercana a que podrán huir, levantándolas de donde están el monte más continuado para ellas, y los pozos que tienen cuando de su voluntad van de esta a la otra, en qué parte los tienen más juntos, porque a ello obligan la tierra y los hilos y continuación de los montes. Todo lo dicho debe mirar con mucho cuidado, y advertir que es diferente el paso de los venados que el de los jabalíes, que ellos toman lo más espeso y oscuro; y el venado quiere monte cubierto, pero hueco, que él pueda salir aprisa, y esto en monte bajo y cerrado no lo puede conseguir. [...] Si fueren gamos los concertados, se advierte que estos animales son menos montaraces que los venados; por la mayor parte se crían en dehesas y montes llanos; su huida es por lo menos agrio, siendo las espesuras de unas querencias a otras, buscando también lo menos embarazoso, rehusando tomar las cumbres, que en esto se diferencian mucho de los venados; [...] (pp.121-122)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XVII. Cómo se matan los venados contrahaciendo su voz. [...] El otro caso, es que estando el Señor Rey Don Felipe Tercero, que haya gloria, en Aranjuez, en un soto de aquella ribera del Jarama que se llama Soto Gordo, aguardando unos lobos en un raso que tiene dicho soto, salió una manada de gamos, empezando a reñir dos de ellos, y se enclavijaron los cuernos de manera que no se pudieron apartar; espantado su Majestad de tan porfiada batalla, acabándose la tarde, fue a ellos y los hallamos como he dicho, y, con harta admiración de lo sucedido, los cogimos. [...] De todos los animales bravos, los machos son más recatados que la hembras, mientras más perseguidos, guardan más esta costumbre, y muchas veces vemos, al recogerse la caza por las mañanas, dejar los machos las hembras e irse ellas a encamar a una parte y ellos a otra; esto es muy común en jabalíes y venados. [...] Los gamos tienen también su celo; no braman, como el venado; a su voz llamamos ronca; son celosísimos y juntan sus gamas, como el venado las ciervas, y las está celando el más valiente, peleando con los que se las quieren quitar hasta quedar vencedor o vencido. Los que no tienen gamas, las andan buscando, y con el mucho celo, en las partes que tienen querencia, acuden algunas horas del día y noche, y allí están roncando y aguzando los cuernos en la matas, y escarbando con las manos hacen unos hoyos que llamamos picaderos. En estos sitios, cuando el ballestero los halla muy tomados, los aguarda al amanecer y anochecer, y si hay buena luna, toda la noche; en ellos se matan muchos gamos. Es el gamo muy recatado, de mucha vista y oído; es necesario mucha maña con ellos y no hollar la tierra donde los han de aguardar, y reconocer las entradas que allí tienen; y si el viento no fuere muy a propósito, todo esto no aprovechará, porque en recelándose, jamás volverán a aquel puesto. (pp.123-126)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XVIII. De la naturaleza del corzo. Este animal es más pequeño que el gamo y cabra montés; [...] son ligerísimos, dando grandes saltos, que no saben correr unidos, como el venado y gamo; su color es cervuno, que tira a ceniciento; [...] es su carne delgada y fría, más que la del venado y gamo, y comida en cantidad, descompone el vientre. (pp.126-127)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XX. De la carrera de gamos, que la hace la montería de su majestad con sus telas. La carrera de gamos es fiesta real, y en España sólo la puede hacer el Rey nuestro Señor, que el instrumento con que se han de coger estos animales son las telas, y no las tienen más que su grandeza. Hase de ejecutar esta caza cogiéndolas mañosamente, [...] las encierra en un toril. [...] La gamas no quiere su Majestad les hagan daño, y así pasan libremente su carrera. (pp.128-129)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XXXII. De la montería de telas, que tiene su majestad, y de la manera que se ponen éstas para coger los jabalíes y otra cualquier caza. [...] Tienen los monteros ese día (demás de su ordinaria ración) seis carneros, cien panecillos, un pellejo de vino y doce ducados de dinero; y lo mismo se les da siempre, que con las telas cercan alguna de estas cazas, jabalíes, venados, gamos y lobos, aunque su Majestad no quiera ver después esta fiesta. (pp.145-148)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XXXIII. Cómo se montean los jabalíes a caballo con la lanza. [...] Con la bala, (su Majestad) ha muerto más de seiscientos venados y mayor cantidades de gamos, y más de ciento cincuenta jabalíes; lobos, más de cuatrocientos. [...] (pp.148-152)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XXXIV. De la naturaleza y calidades del lobo. [...] Los lobos no lo son, si no es en cuadrilla, cuando se juntan para hacer sus robos, y entonces cualquiera empresa acometen, y así matan todo género de ganado mayor y menor, vacas, yeguas, carneros, cabras, venados, gamos y puercos, y, finalmente, donde ellos andan, no hay seguridad en los ganados en el campo. [...] (pp.152-159)
LIBRO SEGUNDO - CAPÍTULO XXXVII. De la montería del hoyo. En algunas partes de España, particularmente en tierra mísera, poco poblada y de muchos montes, suele hacer mucho daño la caza mayor y los lobos, y tanto, que obliga a los naturales que se junten las comarcas para matar estos animales o desterrarlos de ellas, para lo cual hacen un hoyo en la parte que mejor les parece y ojean la caza de aquellos montes para que caiga en él. [...] Ha de ser por bajo de él, vaciado el estado y medio más ancho que por arriba, porque los animales que cayeren dentro no puedan volver a salir, que siendo las paredes derechas, trepan por ellas con mucha facilidad, particularmente lobos y zorras, y están vaciadas por donde han de empezar a subir, no lo pueden conseguir. [...] El venado, mirando hacia arriba, para satisfacer si su agilidad le sacaría de aquel peligro y conociendo la dificultad, no se atreve a saltar. Y lo mismo hacen el gamo y demás animales; quien más inquieto se muestra entre los otros es el jabalí, que, viéndose encerrado, acomete a todos. [...] (pp.164-166)
LIBRO TERCERO - CAPÍTULO I. Del águila y sus propiedades y de otras aves de presa. La reina de las aves es el águila; tiene propiedades nobles; la mayor es no ser envidiosa; no les quita a otra ninguna su sustento, porque ella tiene valor y agilidad para buscarlo. Tiene el águila los huesos con poca médula; los ojos muy encendidos, el pico grueso y corvo, y las manos grandes, las uñas negras y muy fuertes y agudas; es calzada de pluma hasta donde se empiezan a dividir los dedos; en esto se diferencia de las demás aves y casta de águilas que a sola ésta la llamamos real o caudal. [...] Pues cada día vemos que matan los cervatillos y gameznos nuevos. [...] (pp.183-185)
LIBRO TERCERO - CAPÍTULO XXXVIII. Del buey: su modo de cazar con el de cabestrillo. Ya hemos dicho algo de lo mucho que hay en la ballestaría y montería, y de la caza del perro de muestra, diremos ahora cómo se mata la caza mayor y menor con el buey, pues se ejecuta con arcabuz o ballesta. Aguarda mucho la caza a este animal, en particular la que habita, y se cría en tierra donde anda este ganado vacuno, que lo general es en dehesas, sotos y riberas en que hay venados, gamos, corzos, conejos, liebres, perdices, palomas, águilas, buitres, labancos, sisones, gangas, ortegas y otras aves, que todas conocen muy bien al buey y su mansedumbre, y la continuación de verle siempre en las partes que ellos habitan les tiene quitado el miedo y sospecha, que por aquella parte les puede venir daño. [...] La demás caza, venados, gamos, corzos y aves, tiene veloz vista, y a cualquier animal que ven, aunque sea de muy lejos, le conocen, y particularmente a éste. [...] Si son reses mayores, venados o gamos, y están bravos, en viendo el buey levantan la cabeza y no le quitan los ojos, estando siempre el cuello levantado y sin hacer otro movimiento, se están hasta que arrancan a huir o se determinan a aguardar. A toda caza que hace esto es necesario huir de ella, sacando el buey afuera. [...] Entre otros animales que aguardan bien al buey, los que más se aseguran de él son los gamos y los conejos, respecto que éstos no campean de noche tanto como el venado y la liebre y jabalí, que todos ellos desamparan sus querencias y van fuera de ellas a buscar su sustento. Los gamos se crían en tierras más llanas y guardan más sus querencias, y el tiempo que en ellas hallan lo que han menester para sustentarse no las dejan ni lo van a buscar a otra parte. Lo mismo hace el conejo, que su habitación es cerca de su vivera, y por esto campean poco. Esta es la causa que los gamos y los conejos aguarden mejor al buey que los otros animales, porque él y estos dos géneros habitan siempre juntos, y el verse a todas horas les tiene quitado el recelo que de él pudieran tener, y así vemos que andan unos entre otros con gran descuido. Para estos dos géneros de animales es mejor tirarlos con la ballesta que con el arcabuz, que ésta mata y no espanta, que suele llegarse el cazador a un gamo y darle una saetada, y los que están junto a él no saben lo que le sucedió; y como no ven más que el buey, aunque el gamo herido huya, no se lleva a los otros; porque ellos ignoran de lo que huye, y así se están quedos, y con ellos hace lo mismo. Entre los conejos es esto de mucho gusto, porque los trae el cazador de entre los pies del buey, matando muchos de ellos sin que se recelen ni conozcan el engaño. [...] (pp.229-233)
[MARTÍNEZ DE ESPINAR, Alonso (1644): Arte de Ballestería y Montería, escrita con méthodo, para escusar la fatiga que occasiona la ignorancia. Alonso Martínez de Espinar, que da el Arcabuz a su Magestad y Aiuda de Cámara del Príncipe Nuestro Señor. En la Emprenta Real. Año de 1644. Madrid.] Ed. Velazquez, 1976: books.google.es / Ed. 1644: books.google.es)
1754 Agustín Calvo Pinto
España
De los vientos y sus nombres. [...] La Caza en el Invierno, si son Venados u otra de su clase, se ha de buscar en las tierras altras y abrigadas. Los Jabalíes en los baxos y abrigados, pero no tanto como el Verano. Los Venados en el Verano en los altos y frescos. Los Gamos y Corzos en tierras frescas y llanas. (p.40)
De la batida y elección del puesto enterrado, o descubierto. [...] Hecho el puesto, quasi en forma de media luna, se harán los lados abiertos, y con alguna ropa, a medio cuerpo, y la espalda más recogida, para que no estorbe correr la mano al que tira; en el frontis de él se harán dos troneras para ver la Utas de los Monteros, que han de hacer la seña de la caza que viene: del Lobo es la seña un lienzo blanco; del Venao, un ramo; del Gamo, con la mano abierta; del Javalí, la montera. Después se hará la Uta primera, dexándola fuera del tiro sesenta passos apartada del puesto, y se proseguirá haciendo las Utas, hasta veinte o treinta, poco más o menos, según el parage. Llámanse Utas por la voz que usan en ellas los Monteros; pues sí les va la caza, sacan las manos, dan una palmada y dicen: 'U', y de este modo remeten la caza y da en el puesto. [...] Nota. No siempre es conveniente remeter las espaldas de el puesto, porque si va la caza que está allí, avispada a el cuerpo de la Batida, la caza que encuentra se recela y suele huir. Sucede en las Bacadas, que quando se recoge alguna Baca de las que están separadas, a el incorporarse con las demás, se inquietan todas y echan a correr. [...] Hecho esto, los quatro Monteros de a cavallo y su Gefe dexarán los Monteros a pie, que hayan de cuidar las Redes, encargándoles no hagan ruido, que se oyga en el puesto y embarace para que la caza no llegue; se irán al puesto hasta que venga su Magestad y el Ballestero, a quien tocare, irá poniendo los Monteros en las Utas, y la demás gente de la Batida, poniendo de trecho en trecho un Cavallo, y a los primeros se les encargará que si quisiere romper algún Venao, Gamo, o Jabalí, habiendo probabilidad de que viene el Lobo, le remeten sin tirar porque no huyan los Lobos (que son el principal objeto de las Batidas; que la demás caza todos los días se mata); iráse poniendo la gente en la Manga seguida. [...] (pp.159-171)
De el Gamo. El Gamo, que otros llaman Pigargos o Estrepsicerotes, que quiere decir hastas sin ramas y en figura de palas con pitones y gajos pequeños, son muy diferentes de los Venaos; su color no es herrero como el del Venao; su cuerpo es mucho menor, la cola negra y blanca, son más fríos que los Venaos y por esto habitan en los baxos y llanos de los Montes; cázanse con poca diferencia de la caza de Venaos; no me detengo en este punto por lo dicho y porque se tocará en otros Capítulos. Su carne es fría y seca, y por el Verano es más regalada que la del Venao; es de vista muy perspicaz; oye quasi tanto como el Javalí; se recelan andar por la tierra hollada y assí se cuidará no andar en la tierra que se ha de cazar. (pp.181-182)
De la caza de Venaos y Gamos a estrivo. Tirarse los Venaos y demás Reses a estrivo, yendo arrimado el que tira a el que va a cavallo cubierto con él; búscanse estas Reses para esta cacería en las espesuras, y en hallándolas, se arrima a ellas por los claros de el Monte, por dos razones: la una, por no hacer ruido; y la otra, porque viendo la Res a el Cavallo, se recela menos; [...] En estando un Venao herido, busca la yerva que se llama Sanicula, y paciéndola, si no es herida mortal, sana en breve; de esta hay mucha en Balsaín. [...] Picaderos se llaman los hoyos que hacen los Gamos en tiempo de ronca junto a las Encinas. [...] (pp.195-197)
Donde se pone el que ha de tirar por la tarde las Reses atalayadas. Débense poner los que han de tirar las Reses atalayadas y concertadas, lo más cerca que pueda de ellas, azia donde salen a comer o en las orillas del Monte, que es su salida por la tarde. Si tuviere viento contrario, tome medio viento, azia donde le parezca; no se ponga hasta la hora que se levantan; conócese quando lo es, quando está el Perro pico a viento [con el viento en la cara] y se inquieta, pue conoce que está la Res levantada. Si el Venao rompió por otra parte, buscará el Ballestero la cama y hará que el Perro tome el rastro, y si la Res fuere pico a viento, la seguirá con poco ruido hasta que salga de su querencia; pues si va sin recelo, es regular ponerse a passar, y si conoce que ha sentido al Cazador, o Perro, tarda en pararse y es ocioso el seguirla; y si la quiere hacer, váyala concertando por un lado, y por otro, sin ponerse delante, porque si la da el viento, no la atalayará, y de esta forma irá buscando los aportaderos hasta verla, y luego se irá arrimando por un costado; si se hubiessen de tirar las Reses antes de levantarse, batiéndolas, ha de ser poniéndose delante de la salida que tienen azia otros parages; advirtiendo que los Venaos huyen azia la tierra de Montes huecos altos; los Gamos azia las tierras rasas y claras; y los Javalíes a las espesuras y azia allí es donde debe ponerse el que ha de tirar; y si batiesse por la tarde, se procurará echar la Res pico a viento, que es su salida más cierta que tienen a esta hora, pues van descuidadas de volverse a encamar, y no sucede esto al medio día. (pp.201-204)
De la caza de Venaos con Reclamo. [...] En toda la Brama e su carne más regalada y tierna, y la del Gamo, mala y flaca; mátanse también los Gamos en el tiempo de la Ronca, con reclamo, y se andan roncanco, restregándose los cuernos en las matas y haciendo hoyos; y suele servir el Reclamo de saber donde están. La mejor hora de esperarlos es a el amanecer, y por la tarde; y si no es el viento favorable, no se pueden tirar. Entranse también estas Reses, para que no se recelen, en cueros, y llevando una mata en la mano, parándose de quando en quando, hasta que esté a tiro. Quando braman levantan la gayta [el pescuezo o la cabeza] y cierran los ojos, y entonces se puede ir arrimando el Tirador. (pp.204-208)
De la caza de Venaos a la Sacadilla. Diferéncianse las Sacadillas muy poco de las Batidas; se ha de poner la gente en la forma dicha, assí en las Utas como en las Redes; y si fuesse Sacadilla sin ellas, se pondrán Perros a cien passos del puesto, o más cerca, donde estén ocultos, y otras paradas a mayor distancia, donde parezca ser aportaderos de las Reses; es necessario más cuidado en esta cacería, porque los Gamos y Venaos no dan en el puesto a fuerza de brazo; por lo qual es necessario observar con cuidado las salidas que sin violencia suelen tener, y allí se hará el puesto, suponiendo que sea a la orilla de el Monte; si no diessen en él, se hará doscientos passos antes; y si con todo esto no llegasse la caza a el puesto, se batirá de callada con gente de a pie y de a caballo, y si no dan, se moverá la caza con gente de a caballo; y si se resisten, lazearlos o tirarlos a estrivo. [...] (pp.209-211)
De la caza de Javalíes. Es el Javalí Animal muy bravo, sigue quando huye azia donde endereza, sin reparar el riesgo; críase en lo más áspero de las Sierras; es la misma especie del Puerco casero y no se estraña ayuntarse con él; distínguese de el casero en lo gruesso y erizado de sus cerdas y en su intrépida fiereza; tiene la frente angosta, ojos largos y sanguinolentos, y la cabeza larga, salen de su boca dos fuertes torcidos y blancos colmillos; su piel es blanda y, por el lomo, largas y fuertes cerdas; sus pies y cuerpo, redondo; son obscuros, pardos y algunos bragados y otros canos; no son ligeros, pero en Francia, más que Gamos; cázanse en las Sierras a el contrario de lo que queda dicho en la caza de Venaos, se han de poner los Tiradores en las juntas de los Arroyos y Valles, que allí se vienen a ocultar. [...] (pp.214-219)
[CALVO PINTO, Agustín (1754): Silva Venatoria. Modo de cazar todo género de Aves y Animales, su naturaleza, virtudes y noticias de los temporales. Su autor, D. Agustín Calvo Pinto y Velarde, Montero de a cavallo de su Magestad. Imprenta de los Herederos de Don Agustín de Gordejuela y Sierra. Año de 1754. Madrid.] books.google.es
1765 Nicolás Fernández de Moratín
España
XLII.
Los Gamos apetecen las llanadas,
huye el Lobo a los rudos peñascales,
se acoge a las malezas intrincadas
el Puerco, y los frondosos huecadales,
seguidos de Sabuesos y Ventores*,
procuran los Venados voladores.
*Perro ventor: perro de caza que sigue a esta por el olfato y el viento (RAE)
III - XLV.
En la quajada nieve el rastro avisa
a las Perras Albanias y Laconias
si el Lobo, Gamo, o Liebre huyó deprisa,
u de Thracia las Grullas Estrimonias;
manda entonces, que usando su exercicio
cierna los plomos líquidos Mauricio.
V - LXIV.
A la Cabra montés, Corzo y Paleto*,
y al Gamo caza de la misma suerte,
Pues a la propia regla está sujeto;
su fuga es pico a viento aguda, y fuerte,
y en las hembras no tanto, gustan ellas
del agridulce humor de las maellas*.
*Paleto: gamo (RAE)
*Maellas: maíllas, frutas del maguillo, manzano silvestre (RAE y Wikipedia)
VI - XL.
La Corneta sonó, y indica el Gamo,
que por la ronca el hondo picadero
cava, la mano abierta; un verde ramo
da muestras del Venado muy ligero,
y la montera, que el Javalí embista
de blandas pieles, y de corta vista.
[FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Nicolás (1765): La Diana, o Arte de la Caza: Poema dedicado al Serenísimo Señor D. Luis Antonio Jayme de Borbón, Infante de las Españas, etc. Por Don Nicolás Fernández de Moratín, Criado de la Reyna Madre Nuestra Señora. Oficina de Miguel Escribano, Año de 1765. Madrid.] books.google.es
1782 Francisco Dieste
Reino de Aragón
Son muy repetidas las órdenes del Rey Ntro. Sr. (que Dios guarde) para que las Justicias y Ayuntamientos de los Pueblos dispongan cacerías, de modo que sus respectivos vecinos salgan a caza, a fin de perseguir y matar, en especial los Osos y Lobos, que son las fieras más perjudiciales al Público. El medio principal para que resulte la extinción de esta mala casta es la gratificación de un decente premio al perseguidor que los mata. Buen ejemplo para ello nos da nuestro Monarca, pues tiene señalados varios premios a los Guardas y Monteros de los vedados y bosques Reales, a fin de conseguir la eficaz persecución de aquellas fieras, pues manda satisfacer por su Real Erario el caudal señalado, que aquí se expresa:
(Por las Fieras) (Reales de Vellón)
Por el Gato llamado Cerval, que devora al ganado menudo, y la caza: 8 reales.
Por el Gato montés, que persigue a los Corderillos, caza y aves caseras: 8 reales.
Por la Zorra, que hace igual y mayor daño: 8 reales.
Por la Garduña, en otras partes llamada Fuina, que persigue la caza, y en especial las Gallinas: 8 reales.
Por la Jinita [Gineta], que es un animalillo pintado, del tamaño de un Gato, que hace igual daño: 8 reales.
Por el Tejón, en otras partes llamado Tajugo, que se come los Conejos, Liebres, y huevos de Perdiz, los Gamernos [sic, gameznos, crías del gamo] y Cochastros [jabalíes lechales], que es la cría de los Venados y Jabalíes: 8 reales.
Por el Turón, o Uron de monte [sic, Hurón de monte], que se come los Conejos, Gazapos, Lebratos, que es la cría de Liebres, y los huevos de Perdiz: 8 reales.
Por la Comadrexa, llamada en Aragón Paniquesa, que hace igual daño: 8 reales.
Por el Patialbillo, que es algo más que un Uron aunque no tan largo, y hace el mismo destrozo: 8 reales.
Por la Culebra, que se come los Gazapos, y los huevos de Perdiz, y los de pájaros que halla en los nidos: 2 reales.
Por el Lagarto, que se come los Gazapos, y huevos de Perdiz: 1 real.
[DIESTE Y BUIL, Francisco (1782): Tratado económico dividido en tres discursos. I. Crianza de gallinas, y considerables utilidades, que producen a su dueño. II. Compra de primales para venderlos al año siguiente por Carneros. III. Modo de procurar la extinción de Fieras perjudiciales al Ganado, y aves domésticas, y que las de rapiña lo sean menos. [pp.190-230] Su autor, D. Francisco Dieste y Buil, Vecino de la Villa de Lanaja, Diputado y Apoderado General de el Cuerpo de Ganaderos de las Montañas y Tierra llana del Reyno de Aragón. Socio de su Real Sociedad de Amigos del País, a quien lo dedica. En Zaragoza, por Blas Miedes, Impresor de la Real Sociedad.] bdh-rd.bne.es
1817 Agronomía o Diccionario Manual del Labrador
General
CAZA. Ejercicio en que se persigue, así a la caza de pelo como a la de pluma; he aquí la que se encuentra en cada estación del año: [...] (En el otoño) también se cazan los animales flavos o rojos [Fauve: animales flavos, como los gamos, ciervos, cabras montesas, etc.] que salen al ponerse el sol, pero es preciso situarse al opuesto del aire para que no sientan al cazador. [...] Los aficionados a la caza no deben omitir circunstancia alguna; por último, será bueno que lleven sobretodos verdes o pardos, que son los dos colores que extraña menos la caza, y así no la espantarán con facilidad.
CAZA. Llámase así todo animal cuadrúpedo o volátil que hace el principal objeto de la caza, y son etimados en las mesas. La caza mayor son los flavos y negros, como ciervos, venados, jabalíes etc. La menor se distingue en caza de pelo y pluma. Modo de conservar la caza fresca desde el principio de cuaresma hasta la pascua. [...]
[AGRONOMÍA O DICCIONARIO MANUAL DEL LABRADOR. Contiene todos los conocimientos necesarios para gobernar las haciendas de campo, hacerlas producir y conservar la salud, con otras muchas instrucciones útiles y curiosas. Traducida del francés por D. P. C. DE L. En la Imprenta de la parte. Madrid.] 1817: Tomo I (A-B), Tomo II (C-F) [faltan tomos]
1826-1829 Miñano
Catalunya, Aragón, País Vasco/Euskadi y Navarra/Nafarroa
PIRINEOS (IMUM PIRIN) [Los Pirineos, Euskadi, Navarra, Aragón, Cataluña, Andorra y Francia]: Se crían, pues, osos, javalíes, lobos comunes, lobos cervales o linces, zorros, gatos monteses, venados, corzos, gamos, cabras monteses o rupicabras, rebezos [sic, rebecos], liebres, conejos, ardillas, martas y nutrias.
[MIÑANO Y BEDOYA, Sebastián (1826-1829). Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal. Imp. Pierart-Peralta. Plazuela del Cordón. Madrid. 1826: Tomo I (A-BAR), Tomo II (BAR-CAS), Tomo III (CAS-ESP), Tomo IV (ESP-HOC), Tomo V (HOC-MEM); 1827: Tomo VI (MEN-PES), Tomo VII (PES-SAN), Tomo VIII (SAN-TOR); 1828: Tomo IX (TOR-VIL), Tomo X (VIL-Z); 1829: Tomo XI (Suplemento)]
1845-1850 Madoz
Catalunya, Aragón, País Vasco/Euskadi y Navarra/Nafarroa
PIRINEOS [Los Pirineos, Euskadi, Navarra, Aragón, Cataluña, Andorra y Francia]: La cabra montés y el ligero sarrio son también dignos de atención; las primeras habitan por lo regular en el seno de los bosques, y los segundos en lo más elevado de los montes. Aquellas acostumbran a pacer diseminadas y son muy corpulentas; éstos se ven en cuadrillas de 20, 30, 100 o más, bajo la dirección de un gamo viejo [sic, gamuza macho?], que los avisa con un silvido en los peligros; entonces se apiñan todos los del rebaño en un momento, y tomando la delantera su guía, los conduce como el viento a otros pastos más seguros; sobre todo tienen un olfato muy fino y mucha ligereza para salvar medio volando los precipicios.
[MADOZ, Pascual (1845-50). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Imprenta de D. Pascual Madoz. Calle de Jesús y María, núm.28 & Est. Tipográfico-Literario Universal, Calle de la Madera baja, núm.4. Madrid.] 1845: Tomo I (ABA-ALI), Tomo II (ALI-ARZ); 1846: Tomo III (ARR-BAR), Tomo IV (BAR-BUZ), Tomo V (CAA-CAR); 1847: Tomo VI (CAS-COR), Tomo VII (COR-EZT), Tomo VIII (FAB-GUA), Tomo IX (GUA-JUZ), Tomo X (LAB-MAD); 1848: Tomo XI (MAD-MOS); 1849: Tomo XII (NAB-PEZ), Tomo XIII (PIA-SAZ), Tomo XIV (SEA-TOL), Tomo XV (TOL-VET); 1850: Tomo XVI (VIA-ZUZ). Consultas online: diccionariomadoz.com1960 El Noticiero Universal
España
CAZA. COMENTARIOS A LA LEY DE CAZA. QUIÉN, CUÁNDO, CÓMO, DÓNDE Y QUÉ SE PUEDE CAZAR. VIII. POR RAZÓN DE LA ESPECIE PERSEGUIDA.- En las páginas de "El Noticiero Universal" han ido apareciendo una serie de comentarios en los días 26 de marzo, 8 de abril, 17 de mayo, 30 de junio, 20 de julio, 9 de agosto y 16 de septiembre, de los cuales el presente trabajo es continuación.
¿Cómo se clasifican los animales a los efectos de la Legislación de Caza? Tanto el artículo 1.º de la Ley de Caza vigente de 1902, como el 1.º del Reglamento, los clasifica en tres grupos o clases, a saber: 1.ª, los fieros o salvajes; 2.ª; los amansados o domesticados; 3.ª los mansos o domésticos (para simplificar: salvajes, amansados y domésticos). [...]
¿Qué animales quedan comprendidos en el Reglamento dentro de la clasificación de fieros o salvajes? Lo especifica el artículo 2º del Reglamento de 1903, diferenciando los que reúnen la doble condición de fieros y salvajes, señalando solamente dos: el oso común y el lobo, y los salvajes simplemente, los cuales son objeto de caza en España.
¿Cuáles son los animales enumerados como salvajes? El ciervo, el gamo,
el corzo, la gamuza, la cabra montés, el jabalí, el zorro, el lince, el gato
claro clavo o lobo cerval, el gato montés, el tejón, la gineta, el
turón, la garduña, la marta, la comadreja, la nutria, la ardilla, el conejo, la
liebre, entre los mamíferos; y entre las aves, el búho, la lechuza, el mochuelo,
la corneja, el halcón común, el cernícalo, el alfaneque, el esmerejón, el
gerifalte, el águila real, el águila imperial, el gavilán, el milano, el
quebrantahuesos, el buietre
buitre leonado, el buitre pardo, el alimoche, el tordo, la charla, el zorzal, el
malvís, el estornino, el tordo serrano, la paloma torcaz, la paloma zurita, la
paloma montés, la tórtola, el faisán, la ganga, la ortega, la perdiz roja, la
perdiz pardilla, la codorniz, la abutarda, el sisón, el ave fría, la grulla, la
garza, la chocha, la gallina de agua, el flamenco, el ganso común, el pato común
"y sus diferentes variedades", la zarceta mayor, la menor "y análogos".
¿Está completa esta relación? Ni mucho menos, pues hay muchas especies de aves emigrantes que se presentan solamente algunos años y en determinadas épocas, como el cisne salvaje, en el norte de España, y otras muchas de menor talla.
¿Qué podemos decir respecto a la ocupación de los animales salvajes? De ello nos habla el artículo 465 del Código Civil de 1889, con la curiosidad de que solamente cita a los "fieros" que, según el artículo 2.º del Reglamento sólo son el oso y el lobo, pero se refiere desde luego a los salvajes diciendo que sólo se poseen mientras se hallen en nuestro poder, por ostentar la condición de "res nullius", es decir, que no tienen dueño, y según el artículo 610 del citado texto, "se adquieren por la ocupación, los bienes apropiables por su naturaleza que carecen de dueño, como los animales que son objeto de caza". Se trata de animales que vagan libremente por la tierra, por los aires o por las aguas y son "de quien quiera que los prenda" -que decía el Rey Sabio en la Partida 3.ª de su famoso Código-. Al cazarlos, o sea, al "ocuparlos" jurídicamente, se adquiere su propiedad en el mismo momento en que se logra su posesión; igualmente, en el mismo momento en que se pierde su posesión por recobrar el animal la libertad perdida, se pierde también su propiedad. [...]
[El Noticiero Universal. Núm.23172. Barcelona. Martes, 25 de Octubre de 1960. p.20.] Arxiu de Revistes Catalanes Antigues: arca.bnc.cat (elegir palabras clave)
1971 El Noticiero Universal
España
CALENDARIO LEGISLATIVO DE CAZA PARA AGOSTO (por el coronel España Cantos).- Legislación vigente. Estrenamos la nueva Ley de Caza de 4 de abril de 1970 (BOE n.º 82, del 6 de abril) y su Reglamento para su aplicación de 25 de marzo de 1971 (BOE de 30 y 31 de marzo de 1971) y, por si fuera poco, la O.M. de Agricultura de 24 de junio de 1971 (BOE n.º 153, de 28 de junio), que fija las vedas para las distintas especies para la temporada próxima de 1971-72.
CAZA MAYOR: Ciervo, gamo y jabalí.- Desde el 2.º domingo de octubre, día 10, hasta el tercer domingo de febrero, día 20, es época legal de caza. Cabra montés, rebeco y corzo.- Desde el 2.º domingo de septiembre, día 12, hasta el primer domingo de noviembre, día 7.
Recuerda la O.M. la prohibición de matar en todo tiempo a las hembras de las especies de ciervo, gamo, corzo y cabra montés, así como a las de rebeco y jabalí seguidas de cría. Recordará asimismo la O.M. que queda prohibida la caza de ciervos, corzos, machos monteses y rebecos en sus dos primeras edades de cervato y vareto, en la primera, y sus similares en las otras. En la especie ciervo, queda también prohibida la caza de horquillones. Se prohibe, igualmente, el empleo de postas para la caza mayor en todo el territorio nacional. En los cotos legalmente establecidos, se puede cazar a rececho el ciervo, gamo y corzo en época de celo, pero han de proveerse de un permiso expedido por las Jefaturas provinciales, nominales y para una sola pieza. [...]
[El Noticiero Universal. Núm.26484. Barcelona. Martes, 27 de Julio de 1971. p.31.] El 30 de agosto, 11 de noviembre, 11 de diciembre, 21 de diciembre, 10 de febrero de 1972, 3 de marzo, 27 de marzo, 30 de junio, 15 de septiembre, 12 de diciembre, 27 de diciembre, 26 de enero de 1973, 4 de abril, 3 de mayo, 11 de octubre, 7 de noviembre, 10 de mayo de 1974, 14 de junio, 6 de septiembre, 9 de abril de 1975 y otros, se publican noticias similares.] Arxiu de Revistes Catalanes Antigues: arca.bnc.cat (elegir palabras clave)
www.jacint.es - portellweb@yahoo.es
Recopilación bibliográfica y transcripciones de Jacint Cerdà