Té de roca, té de Aragón; te de roca

Jasonia glutinosa


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1845-1850 Madoz

Aragón

ALHAMA [Alhama de Aragón, Comunidad de Calatayud, Zaragoza]: Por todos puntos crecen infinidad de plantas aromáticas y medicinales, entre las que merecen particular mención el té hispano, liken islándico [sic], la salvia, la malva, el llantel, el abrótano, el pepino silvestre, el solitario, el némora, la anagalide, el culantrillo, la ambrostide y otras muchas.

[MADOZ, Pascual (1845-50). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Imprenta de D. Pascual Madoz. Calle de Jesús y María, núm.28 & Est. Tipográfico-Literario Universal, Calle de la Madera baja, núm.4. Madrid.] 1845: Tomo I (ABA-ALI), Tomo II (ALI-ARZ); 1846: Tomo III (ARR-BAR), Tomo IV (BAR-BUZ), Tomo V (CAA-CAR); 1847: Tomo VI (CAS-COR), Tomo VII (COR-EZT), Tomo VIII (FAB-GUA), Tomo IX (GUA-JUZ), Tomo X (LAB-MAD); 1848: Tomo XI (MAD-MOS); 1849: Tomo XII (NAB-PEZ), Tomo XIII (PIA-SAZ), Tomo XIV (SEA-TOL), Tomo XV (TOL-VET); 1850: Tomo XVI (VIA-ZUZ). Consultas online: diccionariomadoz.com


1895 José Pardo

Aragón: Teruel

TÉ de Aragón (Nota 6.º al Núm. 400).

El número de los 'Tés' es infinito. Cada país, por no decir cada pueblo, tiene el suyo. Y, generalmente, cada pueblo alaba al suyo como si fuera el mejor de todos. Algo de eso pasa también con las Camomilas. Nuestro Té, el Té de Aragón o Té de las Peñas, Té basto, como dicen algunos, es la Jasonia glutinosa D. C. (Erigeron glutinosum Lin.), y su nombre está ya bastante vulgarizado, para que sea fácilmente comprendido cualquiera que pida Té de Aragón. Y se prefiere, en muchos casos, acertadamente, al Té extranjero. En el país de la Salvia y del Té de Aragón, bien podemos pasar las más de las veces sin yerbas extranjeras, sean de China, sean de esas que nos traen ciertas aves de paso en bonitos canutos, y pregonan que son yerbas de Suiza, de los Alpes, etc., y que, sin embargo, vaya usted a saber lo que son.

Se halla siempre sobre las rocas áridas y peladas, pero no le importa gran cosa que las tales peñas se hallen en terreno llano. De manera que si se intentara el cultivo de esta planta, no sé cómo habría de componérselo el cultivador, pues, aún en terrenos pedregosos, es muy dudoso que se aclimatara; solo diremos que junto a las peñas donde el Té abunda, hemos visto montones de pedruscos desprendidos de las mismas peñas entre los cuales podría, al parecer, desarrollarse con más holgura y, sin embargo, el Té no aparece entre aquellas piedras, a pesar de que sobre ellas debe caer mucha semilla. ¿Qué cultivo se le podría, pues, dar a un vegetal que clava su raíz en las más insignificantes grietas de las peñas?, bien entendido que a pesar de vivir en país que llueve poco y, a pesar de andar en su vegetación algo tardío y florecer en Julio, hay años escasos de lluvia en los que nuestro Té se halla rodeado de una vegetación agostada por el calor, entretanto que él se encuentra verde, vigoroso y rozagante como si la lluvia lo estuviera beneficiando diariamente.

Es planta común en Aragón, por ejemplo, en Torrecilla de Alcañiz, Castelserás, Valdealgorfa, Codoñera, Alloza, Híjar, Peñarroya, Aranda de Moncayo, Rambla de Gállego, Castellote, etc. En El Plano, término de Alcañiz, puede cosecharse en abundancia.

Se usa en todo Aragón en infusión teiforme. La parte que se usa son las hojas, que naturalmente deben cosecharse antes del desarrollo de las flores. Cuatro gramos de hojas secas estrujadas entre las manos dan, con 200 gramos de agua hirviendo, una bebida aromática ligeramente amarga que, adicionada con un poco de azúcar, resulta bastante agradable y de hermoso color de limón, que, aunque esté filtrada, se torna de color oscuro de café antes de las veinticuatro horas. Si dejamos hervir un rato la hierba en el agua, el producto es amargo y algo acre.

Está bastante generalizado su uso, así entre el vulgo como entre los hombres de ciencia, entre los aldeanos y entre los ciudadanos; unos y otros procuran hacer a tiempo su provisión, y he visto y aprobado su uso por muchos médicos. Los bañistas lo recogen en sus paseos por las cercanías del establecimiento en Segura y en otros balnearios, y los ciudadanos se proveen de él cuando salen a veranear en las aldeas, y todo eso es necesario, pues, hasta hoy no tengo noticia de que se venda. Tiene, pues, su interés; es cómoda y fácil la sustitución del Té chino, por el que a manos llenas ofrecen las peñas de Aragón, y es vulgar planta en otras provincias de España, aunque de ella no se haga el aprecio que merece.

Personas hay que hacen uso diariamente de otra especie muy análoga, la Jasonia tuberosa D. C. y, al parecer, con buen resultado. Esta especie, más frecuente, más voluminosa y ramosa que la anterior, es también más abundante, aunque sólo sea porque crece entre los olivos y en campos algo descuidados, pues claro está que, a poco roturado que esté el terreno, siempre se hallará en el país una superficie más extensa de tierra cultivada que la superficie que pueden ofrecer las peñas.

Si el comercio llegara a tomar por su cuenta la explotación del Té de Aragón, la J. tuberosa llegaría pronto a substituir, acaso por entero, a la Jasonia glutinosa, y esta se haría de día en día más rara, si es que no llegaba a desaparecer, porque su recolección se haría con pocos miramientos. La salvaría, acaso, su raíz perenne imposible de arrancar. Además, la hierba de los campos es más abundante y su recolección es más fácil y cómoda que la de la peñas. Esta, sin embargo, es preferible por su mayor rusticidad, aroma y gluten de que está impregnada.

Terminaremos diciendo que el Té es una plantita cuya raíz leñosa y perenne se clava, como dijimos, en la peñas y no en otra parte; los tallos son radicales, numerosos, rectos, sencillos, de unos dos decímetros, y sus hojas, en gran número, pequeñas, enteras y puntiagudas. Las flores (compuestas) son amarillas y forman un racimo corymbiforme [sic] a la extremidad del tallo. Toda la planta es glutinosa, como lo indica el nombre específico, en términos que ensucia las manos al recogerla; retiene prisioneros a pequeños insectos, y la misma planta, seca, se mantiene unida, conservando la forma del paquete que se hizo con ella. Ese gluten es, al menos en su mayor parte, gomoso, y las manos se limpian lavándolas simplemente con agua.

[PARDO SASTRÓN, José (1895): Té de Aragón. Nota 6.ª al Núm. 400. En Catálogo o enumeración de las plantas de Torrecilla de Alcañiz, así espontáneas como cultivadas. pp.150-153. Zaragoza: Tip. de E. Casañal y Com.ª, Cuatro de Agosto, 5.] bibdigital.rjb.csic.es


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Recopilación bibliográfica y transcripciones de Jacint Cerdà

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