Hierba tosquera; bregandia
Asperula spp.
1864 Joaquín Salvador
Aragón y País Valencià: Caspe (Bajo Aragón-Caspe), Villarluengo (Maestrazgo) y Vilafranca (els Ports)
NOTA SOBRE LA YERBA TOSQUERA.- Encontrándome en Valencia en Mayo de 1864, recibí el grato placer de tener una entrevista con mi simpático amigo el Dr. D. Nicolás Ferrer, quien me participó ser poseedor de una cajita de cálculos expulsados por un enfermo, a beneficio del uso de una yerba conocida en Aragón por yerba tosquera y propinada al mismo enfermo por el médico de Caspe. Como la muestra de la yerba que tenía en su poder no reunía todos los órganos para su determinación, ofrecile ocuparme de ella, así que llegase a este país.
Al efecto, escribí al farmacéutico de Villarluengo, D. Antonio Escorihuela, manifestándole que si tenía alguna noticia de la tal yerba tosquera y si acaso la hubiese clasificado, tuviese a bien participármelo. La contestación fue que la yerba tosquera crecía espontánea y abundantemente en los montes de Palomita, mirando al mediodía, entre aliagas y erizos; que su uso en el país era en infusos teiformes para los cálculos y arenillas; que no la había podido determinar, por su flor y fruto tan pequeño; que Linneo la denominaba Solidago Virga aurea, y que para mayor conocimiento me remitía dos tallos con sus flores y frutos, a fin de que yo la estudiase y viese si conseguía su clasificación.
Sorprendióme en gran manera lo de ser la Solidago de L., porque ni el aspecto de los tallos, ni menos el de las flores, correspondían a una compuesta, como es la vara de oro. ¿Qué hacer para salir de dudas? No pudiendo emprender un viaje a los montes de Palomita por mis grandes ocupaciones de la oficina, y encontrándose medio secos los ejemplares que tenía a la vista, me era imposible emprender trabajo alguno en su determinación. Así que, lo primero que practiqué, fue macerar en agua fría, por espacio de seis horas, dichos ejemplares a fin de reblandecerlos, y luego, ayudado de un microscopio, procedí a la descripción de todas sus partes según se me iban presentando con sus caracteres naturales. El resultado fue el siguiente. [...]
En vista de los caracteres descritos, ¿podrá sostenerse que ya yerba llamada Tosquera en los pueblos del antiguo bailío de Cantavieja, es la Solidago Virga-aurea de Linneo? Soy de parecer que no, ya que esta corresponde a singenesia-poligamia superflua, o sea, a la familia de las compuestas, y aquella indica suficientemente que debe colocarse en la Tetrundria monoginia, y hasta en la familia Rubiáceas T. Estrelladas. ¿Qué especie será, pues, la yerba tosquera? Si se atienden todos los caracteres específicos y la analogía que presentan todas las asperifolias, soy de parecer que esta planta es, ni más ni menos, que la Asperula cinanchina de L., y me fundo tanto más, cuanto que en la partida de la Foz de este pueblo (Villafranca), he encontrado otra idéntica, que varía en ser algo más crecida, en tener las hojas en verticilos de 8, algo aserrada en la margen, los frutos erizado-vellosos, y en ser olorosa después de la desecación. Puse bien, esta última especie, conocida en el país con el nombre de Bregandia, es justamente la Asperula odorata de L. ¿Se encuentra mucha diferencia entre los caracteres de una y otra? La equivocación padecida por D. Antonio Escorihuela, en suponer que la yerba Tosquera era la Solidago Virga-aurea, me ha hecho creer si tal vez por aquellos puntos tiene también el nombre vulgar de Bregandia, y nada extraño fuera entonces la suposición de ser la Virga-aurea, siquiera por la analogía de los nombres.
En la primavera próxima puedo mandar ejemplares a cuantos quieran examinar dicha yerba y hacer su estudio botánico y hasta medicinal; en la seguridad de que si me he equivocado en la clasificación, tendré mucha complacencia en que cualquiera más feliz que yo, acabe de completar las nociones de una planta, que a reunir las virtudes experimentadas hasta el día, es de las más útiles a la humanidad doliente.
Mi objeto, al publicar estas desaliñadas líneas, no ha sido más que complacer a mi ilustrado amigo D. Nicolás Ferrer y estimular a otros a emprender el estudio serio de un vegetal digno de llamar la atención por más de un concepto. En otro artículo, si este lo cree digno el Insituto, de ver la luz pública, manifestaré el ensayo analítico practicado en los cálculos que poseía dicho señor Ferrer, y entonces haré ver a priori qué principios deben existir en la planta para disgregar primero y expulsar, después, unas concreciones tan dignas de estudiarse por los químicos-patólogos. Soy con la mayor consideración, el más humilde de los socios de ese ilustrado Instituto. Villafranca y Enero de 1865. Joaquín Salvador.
[SALVADOR Y BENEDICTO, Joaquín (1864): Nota sobre la yerba tosquera. Boletín del Instituto Médico Valenciano, Nº 9, 1864. pp.222-224.] bibliotecadigital.imeval.org
1864 Joaquín Salvador
Aragón: Caspe (Bajo Aragón-Caspe)
ENSAYO ANALÍTICO de las piedras expulsadas por el niño de Caspe, USANDO LA YERBA TOSQUERA.- Ya que nuestro pobre trabajo sobre la yerba tosquera ha merecido los honores de ver la luz pública en el Boletín de una Sociedad científica, en la que figuran como individuos, las más altas capacidades nacionales y extranjeras, nos atrevemos hoy a presentar otro, sobre el ensayo analítico practicado en las piedras arrojadas por dicho enfermo, confiados en la misma deferencia que mostró con el anterior.
Como en materia de análisis es tan difícil no equivocarse en las deducciones, expondremos sencillamente y sin pretensiones de ningún género, las manipulaciones practicadas, los reactivos empleados y los resultados obtenidos, a fin de que, si nos equivocamos en la composición, pueda fácilmente sacársenos del error, siquiera sea en beneficio de los progresos de la ciencia. Hecha esta salvedad, pasaremos a describir las piedras por sus caracteres físicos, y luego examinaremos sus reacciones químicas.
Caracteres físicos. Entre las 12 piedras que poseíamos, debidas a la amistosa galantería de nuestro amigo Dr. Ferrer, había 5 que presentaban un aspecto muy distinto de las 7 restantes. Las cinco primeras, de un tamaño de 2 a 4 milímetros, tenían una figura ovoidea, aunque deprimida; la superficie lisa, no se rayaban, sino con la punta de un cuchillo, su color era rojo de ladrillo subido, bastante difíciles de romper, textura granujienta, y en su interior no presentaban núcleo alguno ni capas concéntricas, por lo que las denominamos piedras y no cálculos. Reducidas a polvo en un almirez, ofrecían el mismo color que en masa, y ni esta ni aquel tenían olor ni sabor apreciables. Las otras 7, de una magnitud variable entre 6 y 9 milímetros de longitud y 2 a 5 de latitud, ofrecían la superficie escabrosa, amorfas, de color blanco-amarillento-sucio, sin olor y un sabor urinoso poco perceptible; menor dureza que las anteriores, textura terrea, y en su interior tampoco existía más que la agregación confusa de moléculas sin núcleo alguno; el polvo amarillento, sin olor notable. Unas y otras más densas que el agua.
Caracteres químicos. Teniendo presente que la mayor parte de las concreciones urinarias están constituidas, según Liebig, por el ácido úrico, aun cuando existan cálculos de uratos, xantatos, fosfatos y oxalatos; y atendiendo a que, según Quevenne y Becquerel, los sedimentos observados en la orina están formados por el ácido úrico convertido en amorfo por su combinación o mezcla con cierta cantidad de materias animales, dirigimos primero nuestros ensayos a buscar si realmente las piedras en cuestión correspondían a los datos que nos suministraron dichos químicos. [...]
Repetidos los ensayos durante tres veces, y dándonos siempre el mismo resultado en unos y otros polvos, creímos, fuera de duda, ser de ácido úrico puro la composición de las tales piedras. [...] Resulta, pues, de todo lo expuesto, que las piedras expulsadas por el niño de Caspe, se componen exclusivamente de ácido úrico en estado amorfo, ora sea a causa de su agregación molecular, ora por la mezcla de una materia albuminoidea.
Ahora bien: ¿qué causas han podido contribuir a la formación de esa cantera inagotable, como la llama con tanta oportunidad nuestro ilustrado amigo, el Dr. Ferrer? ¿Qué principios inmediatos deben existir en la Yerba Tosquera, para que su virtud sea tan eficaz, como nos lo demuestra el Sr. Velilla? Aunque nos consideramos incapaces de dar una solución plausible a dos problemas tan difíciles de resolver, permítasenos al menos aducir una opinión basada en las reacciones químicas.
Si atendemos a la composición química de la orina, y a que, según los químicos-patólogos, el agua y los principios sólidos constituyentes de aquella, pueden aumentar o disminuir a merced de causas que no son de este lugar, fácil nos es concebir un aumento de ácido úrico, que no encontrando suficiente cantidad de agua para su disolución y reuniendo, además, un estado especial molecular en la economía a beneficio de la materia albuminosa, vaya depositándose en sedimentos más o menos voluminosos, capaces de ser disgregados por agentes químicos que impidan su cohesión. Si, por otra parte, tenemos presente que la yerba tosquera suministra, por la incineración, gran cantidad de cenizas sumamente ricas en carbonato de potasa [...], tendremos ya la causa eficiente de su modo de obrar, si es que no reúna además algún otro principio inmediato que contribuya al mismo fin y que, hasta ahora, no hemos podido determinar.
Resumiendo, diremos: que el exceso de ácido úrico en la orina del niño, es el que ha dado margen a un fenómeno tan digno de ser estudiado; y que la disgregación y expulsión de las piedras con el uso de la yerba tosquera, se debe, por lo menos, a la gran cantidad de sales alcalinas que contiene, las que, disolviendo la materia albuminoidea, por un lado, y aumentando, por otro, la secreción urinaria, impiden la agregación de nuevas moléculas, facilitando de este modo la expulsión de las ya reunidas en virtud de ponerse en contacto con una cantidad mayor de líquido.
Tal es el trabajo que sometemos a la ilustración de los profesores médico-farmacéuticos, esperando tendrán en cuenta la buena intención para disimular los yerros en que hayamos podido incurrir. Villafranca del Cid y Febrero de 1865.- Joaquín Salvador.
[SALVADOR Y BENEDICTO, Joaquín (1864): Ensayo analítico de las piedras expulsadas por el niño de Caspe, usando la yerba tosquera. Boletín del Instituto Médico Valenciano, Nº 9, 1864. pp.242-245.] bibliotecadigital.imeval.org
1895 José Pardo
Aragón: Teruel
Asperula aristata Linn. fil. (Nota 5.º al Núm. 343).
Esta planta se conocía ya a fines del siglo pasado (XVIII) en la serranía de Cuenca, como poderoso diurético, para obstrucciones, etcétera, con el nombre de Virga aurea. El famoso botánico español Quer, dijo ya: "Ad calculos valet". Pocas palabras, pero muy significativas, tratándose de un profesor que escribía de Botánica y no de Medicina.
Los que usan esta palabra en Valencia la llaman Hierba tosquera [Salvador, por ejemplo]. En Aragón no tiene nombre vulgar. Y, sin embargo, tiene adquirida cierta celebridad popular; en el vecino pueblo de Peñarroya, por ejemplo, es medicina vulgar desde remotos tiempos. En Torrecilla hacen ya provisión de ella en los montes y la dan y aconsejan su uso a otros que, a su parecer, están afectos de la misma enfermedad; la usan como una de tantas medicinas caseras, y obtienen, según dicen, muy bellos resultados.
Se ha pedido desde Alcañiz, Zaragoza, Pamplona, Madrid, etc., y llegó a darse el caso de que el Sr. Alcalde de cierto pueblo en persona viniera montado en su caballo desde la distancia de veinte horas de camino en demanda de una hierba que probablemente tendría en los términos de su jurisdicción y será tan vulgar como en el nuestro. Y la obtuvieron desde luego; aunque después no se dignaran siquiera decir si había probado bien; pero como la pidieron segunda y tercera vez, de pensar es que obtuvieron los efectos que buscaban.
Mucho aumentaron el prestigio de la Asperula las notas que bajo la firma de Loscos publicó La Clínica, periódico médico de Zaragoza, y ya el mismo Loscos decía en la Serie Imperfecta: "Con muy poca razón se ha abandonado el uso de esta planta diurética, muy eficaz para hacer expeler los cálculos de vejiga". Y, en La Clínica, añadía que un enfermo de 70 años de edad, a quien había aconsejado el uso de la Asperula en cocimiento a todo pasto y a quien después tardó cuatro años a ver, lo halló después de ese tiempo en plena salud; y lleno de satisfacción le mostró cosa de tres o cuatro onzas de cálculos informes que había arrojado en aquel tiempo a beneficio del tratamiento que Loscos le había recomendado, los cuales conserva por curiosidad. Otros enfermos y enfermas, y hasta algún niño, han recobrado la salud perdida en hidropesía, mal de piedra, etc. Se usa, en cocimiento, 4 gramos de hierba para 200 gramos de agua.
Por todo lo que creemos que los médicos debieran ensayar científicamente este vegetal; y si no lo hacen, no faltará algún charlatán que lo haga por su cuenta, si es que no lo ha hecho ya a estas horas.
[PARDO SASTRÓN, José (1895): Asperula aristata Linn. fil. Nota 5.ª al Núm. 343. En Catálogo o enumeración de las plantas de Torrecilla de Alcañiz, así espontáneas como cultivadas. pp.149-150. Zaragoza: Tip. de E. Casañal y Com.ª, Cuatro de Agosto, 5.] bibdigital.rjb.csic.es
www.jacint.es - portellweb@yahoo.es
Recopilación bibliográfica y transcripciones de Jacint Cerdà