Castor

Castor spp.


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1628 Tassas

Reino de Castilla

Boticas:

[...] Azeite de castóreo [glándulas de castor, medicinales], tres reales la onça. [hoja 43]

[...] Castóreo molido dr. [sic, droga?], un real. [hoja 49]

Drogas simples:

[...] Castóreos buenos, a quarenta reales la libra. [hoja 50]

TASSA DE LOS PRECIOS A QUE SE HAN DE VENDER LAS MERCADERÍAS Y OTRAS COSAS DE QUE NO SE HIZO MENCIÓN EN LA PRIMERA TASSA, Y REFORMACIÓN QUE AORA SE HA HECHO POR LOS SEÑORES DEL CONSEJO, EN ALGUNOS PRECIOS QUE SE PUSIERON EN ELLA. Con las declaraciones de algunas dudas que se han ofrecido sobre la observancia de la Premática que se publicó en treze de Setiembre de mil y seiscientos y veinte y siete años, con la primera Tassa. Madrid. 1628.] google.es/books


1726-1739 Diccionario de Autoridades

Corona de Castilla

BIBARO. s. m. Animál amphibio, que segun Lagúna es lo mismo que el Castór. Vease Castór. Su etymología paréce Alemána del nombre Biber, pues los Franceses se llaman tambien Bieure. Lat. Castor. Fiber, i. LAG. Diosc. lib. 2. cap. 23. El animál en Latin se dice Castór, y Fiber, en Castellano Bíbaro, Francés Bieure, Tudesco Biber.

CASTOR. s. m. Animal amphíbio, cuyo cuerpo semeja al de la Nútria. La piel es blanca, y tan suave, que parece de pluma. Es voz Griega. Latín. Fiber Ponticus. LAG. Diosc. lib. 2. cap. 23. El Castor, cuyos compañoncitos tienen por nombre Castóreo, es animal ambiguo. CERV. Quix. tom. 1. cap. 21. Y que havía imitado al Castor, el qual viéndose acosado de los cazadores, se taraza y quita con los dientes aquello por lo que él por instinto natural sabe que es perseguido.

CASTOREO. s. m. Los testículos del Castor, que son mui medicinales contra varias enfermedades. Latín. Castorei testiculi. PRAGM. DE TASS. año 1680. fol. 16. Cada onza de castóreo no pueda passar de un real de a ocho. LAG. Diosc. lib. 2. cap. 23. El animal del qual se arranca el castóreo es mui semejante a la Nútria.

[REAL ACADEMIA ESPAÑOLA (1726-1739). Diccionario de la Lengua Castellana en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua. Tomo I (A-B), Tomo II (C), Tomo III (D-F), Tomo IV (G-N), Tomo V (O-R), Tomo VI (S-Z).] Buscador online (Diccionario de Autoridades): apps2.rae.es


1754 Agustín Calvo Pinto

España

De la caza de Liebres. [...] Algunos entienden ser estos Animales Hermofraditas [sic], pero Alberto y Rondolecio lo niegan; padécese esta equivocación porque los machos y las hembras tienen debaxo de la cola unas grietas semejantes a el útero, y éstas se las hacen con las uñas; y por hallarse también en la hembras, quando están preñadas, dos tumorcillos que parecen testículos, como se ve en el Castor. [...] (pp.237-244)

[CALVO PINTO, Agustín (1754): Silva Venatoria. Modo de cazar todo género de Aves y Animales, su naturaleza, virtudes y noticias de los temporales. Su autor, D. Agustín Calvo Pinto y Velarde, Montero de a cavallo de su Magestad. Imprenta de los Herederos de Don Agustín de Gordejuela y Sierra. Año de 1754. Madrid.] books.google.es


1765 Nicolás Fernández de Moratín

General

LVII.

Al lado izquierdo inclina el galoneado

Castor fino, y con vista muy gallarda

brilla un diamante, y el Favonio* osado

va al desgayre moviendo la cucarda

con cambiantes de visos, y celages,

haciendo tornasoles los plumages.

*Favonio: viento que sopla de poniente (RAE)

[FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Nicolás (1765): La Diana, o Arte de la Caza: Poema dedicado al Serenísimo Señor D. Luis Antonio Jayme de Borbón, Infante de las Españas, etc. Por Don Nicolás Fernández de Moratín, Criado de la Reyna Madre Nuestra Señora. Oficina de Miguel Escribano, Año de 1765. Madrid.] books.google.es


1889 Alejandro Pontes

General

CASTOR. La sustancia conocida con el nombre de castoreo, que tiene aplicaciones en medicina, es un humor segregado por este animal, y que al desprenderse de las glándulas que lo producen se va derramando en unas bolsas que son las que se creyó, y aún no falta quien lo refiera como cierto, se arrancaba el mismo animal cuando hallándose perseguido por algún cazador, creía ponerse a salvo al mutilarse así, por comprender que dicha sustancia era la causa de su persecución. No necesitamos rechazar esta fábula, dice un profesor, cuyo desatino se echó de ver hace ya mucho tiempo. (p.152)

[PONTES Y FERNÁNDEZ, Alejandro (1889): Errores y preocupaciones populares; y explicación de algunos fenómenos de la naturaleza. Librería de la Viuda de Hernando y Cª. Calle del Arenal, núm. 11. Madrid.] bdh-rd.bne.es


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Recopilación bibliográfica y transcripciones de Jacint Cerdà

En continua actualización.